8 feb 2021

JACOB: HISTORIAS DE LA BIBLIA

 

jacob y sus mujeres

Aprenda como la debilidad se hace fuerza con la fe, vivencias y carácter del patriarca Jacob.  

QUIEN ES JACOB

  JACOB Y ESAÚ 

 

Jacob, es el hermano gemelo de Esaú y ambos son hijos del patriarca Isaac con Rebeca, la madre virtuosa, escogida por Dios, para seguir la descendencia prometida a Abraham su abuelo.

 

Jacob, es el favorito de su madre Rebeca, siempre fue un joven con cierta fragilidad, afinidad intelectual, dedicado más a las labores domésticas y comprometido con la gestión de la tienda de su familia.

 

Esaú, nació primero que su hermano gemelo y es el consentido de su padre Isaac, el cual lo admira por su fortaleza corporal, su destreza en la caza, sus actividades campestres, su porte varonil y por tener el perfil rudo para dirigir el futuro de la familia; Pero Dios y el destino, tienen planes más sutiles hechos a la medida de Jacob.

 

Esaú, que es un hombre de carácter impulsivo, en un arrebato de cansancio y hambre, le vende a la ligera la primogenitura a su hermano Jacob por un simple plato de lentejas y pierde su derecho en la familia.


Posteriormente en una treta orquestada por su madre Rebeca, debido a la conducta inapropiada de Esaú y a su debilidad por mujeres no temerosas de la ley del Señor y adoradoras de ídolos, incita a Jacob a recibir la bendición de su padre Isaac, quien la tenía celosamente reservada para Esaú, ya que era su hijo predilecto.

 

Dadas las anteriores circunstancias y desavenencias, Esaú termina odiando a muerte a su hermano Jacob, motivo por el cual toman caminos diferentes, historias divididas y destinos cruzados.

 

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JACOB HUYE A CASA DE LABÁN

  

Rebeca colmada de pánico, obliga a Jacob a huir con destino a las tierras de su parentela en Harán, lugar donde vive su hermano Labán, con la esperanza de volverlo a ver cuando el enojo de Esaú disminuya.


Isaac su padre lo bendice y le pide encarecidamente no casarse con mujeres de Canaán, sino, con una de las hijas de su tío Labán y le ruega a Dios que le prospere grandemente.


Jacob, completamente desorientado, solo, confundido, a la deriva, sin saber verdaderamente que hacer y que le espera, toma su cayado y parte con la tristeza en el alma a otras tierras, lejos de sus padres y familiares que tanto amor se profesaban.

 

EL SUEÑO DE JACOB

  

De viaje Jacob a la tierra de su tío Labán, decide descansar, cierra los ojos y sueña con una magna escalera traslucida y brillante como el oro, que va desde el suelo hasta las compuertas del mismísimo cielo y ve como suben y descienden ángeles en cuya cúspide está sentado el omnipotente Dios de la creación.

 

Y le espeta Dios desde lo alto: Yo soy el Dios de tus padres y te daré la tierra en la que estas, tu descendencia será inmensa como las estrellas del firmamento, te bendeciré, contigo estaré, te cuidaré y te protegeré por siempre.

 

Al despertar Jacob, vio como sus carnes temblaban, sintió miedo y jubilo de la grandeza del Señor y se recargo de fe y esperanza, tomo consciencia de su destino, de su propósito, del gran aprecio que Dios sentía por él y ante todo insuflo ese gran respaldo que era lo que estaba verdaderamente necesitando.

jacob y raquel labran la tierra

JACOB Y RAQUEL

 

Llegado Jacob a su destino, pregunta a los pastores por Labán su tío y ocurre que en ese momento pasa Raquel su hija, la cual abraza y le informa que es su pariente, esta hermosa mujer alegremente lo lleva a casa de su padre y es recibido plácidamente por su tío Labán y todos los miembros de la familia.


Jacob es bien acogido, comienza a trabajar las tierras de sus parientes, se enamora perdidamente de Raquel su prima e hija menor de la casa y decide llegar a un acuerdo con Labán su padre por ella; Se comprometen a que la joven le será entregada por esposa luego de siete años de trabajo y es aceptado el trato.

 

Pasados estos siete años de ardua labor, Jacob reclama a Raquel como mujer, pero Labán, en una jugada siniestra, le dice que le entregará solo a su hija mayor Lea, porque así reza la costumbre de su pueblo de no entregar primero como esposa a la hija menor sin antes haberse asegurado la mayor.

 

Y le propone nuevamente Labán a Jacob: Si trabajas otros siete años para mí, te daré también a Raquel como esposa y será tuya para siempre; Jacob, furioso, pero resignado debido al gran sentimiento y atracción que sentía por la menor de las hermanas, acepta el nuevo trato y comienza la dura jornada de trabajar otros siete años por el amor de su vida.

 

Siete años han pasado nuevamente, Jacob, es una mina que genera grandes ingresos, buenas ideas y emprendimientos exitosos, pero llego el momento de reclamar por segunda vez lo que por derecho le pertenece: Raquel, la mujer a la que le demostró su valía desde el momento en que la vio.

 

Esta vez, sí le es entregada, ahora Jacob tiene dos esposas, dos hermanas aceptadas en la tradición, dos mujeres para procrear infinitamente y hacer cumplir la promesa de una descendencia grande que forjará una gran nación, como bien le fue prometida por Dios a los patriarcas Abraham e Isaac su hijo.


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LA DESCENDENCIA DE JACOB

 

Luego de Jacob estar con sus dos mujeres, Dios ve el sufrimiento de Lea al ser menospreciada y la recompensa con gran fertilidad y abundancia de hijos, mientras que Raquel, la esposa amada, sigue estéril y estando llena de envidia con su hermana, crea un plan a través de su sierva para poder tener un hijo de Jacob y sentirlo como propio.

 

La pugna entre las hermanas comienza y Raquel logra por medio de su sierva tener varios hijos de Jacob, mientras tanto, Lea, luego de un periodo de no poder concebir tampoco, aplica la misma estratagema y busca otra sierva que también le de nuevos hijos con Jacob: Pero, Dios atento, escucha los ruegos de Raquel y le da un hijo de su propia carne, el cual llama José.

jacob regresa a su casa

JACOB VUELVE A LA TIERRA DE SUS PADRES  

Jacob, extrañando su tierra natal, toma la decisión de irse y le comenta a Labán: Me marchare a la morada de mis padres y me llevaré a mis mujeres, hijos, ovejas y toda pertenencia que tenga.

 

Labán, desconcertado, trata de persuadirlo para que se quede, pues su yerno es un gran generador de riquezas, pero sus peticiones son en vano y esto genera choques entre ellos en la repartición de las posesiones y en todo lo concerniente a la familia.


Jacob decide huir con todo y sin decirle nada a Labán, ya que él es inflexible en sus demandas y nada justo en lo que naturalmente es propiedad de Jacob y decide, entonces, Labán perseguirlo en su camino.


Percatado Dios de la situación en contra de su pulilo, le envía un sueño de advertencia a Labán en el que le exhorta a no tomar ninguna clase de represalia ante Jacob y este asustado, toma nota de la protección divina de su yerno y decide quedarse quieto ante tal manifestación de poder que cubre a Jacob.


Ya Jacob, bastante avanzado en el camino a casa, se encuentra con su hermano Esaú, con quien tuvo contienda muchos años atrás, pero por fortuna, el odio y el rencor también habían quedado en el pasado y ambas parentelas apaciguaron y disfrutaron el momento mientras Jacob seguía su destino.


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JACOB LUCHA CONTRA EL ÁNGEL

 

Estando solo Jacob en una noche placida y estrellada, desciende desde las compuertas del Sempiterno, un ángel del Señor, listo para el combate cuerpo a cuerpo contra las fuerzas de su siervo Jacob.


Sorprendido y ofuscado ante tal encuentro, Jacob no sabe que hacer, mientras el ángel lo enviste con agresividad sin motivo alguno; Entonces Jacob saca fuerzas de donde no las tiene, pone su confianza en Dios y enfrenta al ángel con todas sus fuerzas y sin descanso alguno.


El ángel, al ver la reacción decidida y violenta de Jacob da por concluido el combate y le dice que es un ángel del Señor, entonces, Jacob le pide su bendición y este se la da y le espeta: A partir de hoy te llamaras Israel y no Jacob, porque contra los hombres y hasta con el mismísimo Dios has luchado y no has perecido.

 

DIOS BENDICE A JACOB

 

JACOB SE CONVIERTE EN ISRAEL

 

Y le exclama posteriormente Dios a Jacob: Hazme un altar en el lugar en donde antaño sufriste la persecución de tu hermano.

 

Jacob, al recibir el sagrado recado, se purifica y exige que todos sus acompañantes lo hagan, borrando así cualquier rastro de idolatría percibida y poder sentirse así, apto ante la bendición que Dios le dará.

 

Nuevamente aparece Dios ante la presencia de su siervo Jacob y le dice: Israel es tu nombre, ya no serás mas Jacob. Porque Yo soy tu Dios y te expandiré, fructificaré, multiplicaré y serás una nación en la que tú y tus descendientes heredaran la tierra de tus padres.

 

Ulteriormente Raquel muere en el parto de su hijo Benjamín y más adelante Esaú e Israel entierran a su amadísimo padre, el gran patriarca Isaac, hombre justo, emprendedor, benevolente y temeroso de la palabra de Dios como ninguno.

 

Y así, desde las entrañas de su abuelo Abraham, pasando por las carnes de su hijo Isaac, llega el tiempo del último gran patriarca que le da nombre a su patria al ser llamado Israel por el mismísimo Dios omnipotente de toda la creación; Y nace y se expande la descendencia de su pueblo, sus doce hijos, las doce tribus de Israel, la nación bendecida y escogida por el Dios que todo lo es y todo lo sabe por siempre y para siempre.

 

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