Descubre y reflexiona la historia del primer fratricidio.
CAÍN Y ABEL: LOS PRIMEROS HERMANOS
Adán y Eva concibieron a Caín y Abel, ambos varones por
voluntad de Dios crecieron juntos en compañía de sus padres fuera del jardín
del edén, jugaban y revoloteaban, se tenían cariño y de vez en cuando se
enfadaban para volver a estar tranquilos y alegres.
Los niños fueron creciendo, el mayor empezó a trabajar la
tierra y el menor pastoreaba ovejas; A pesar de que fueron expulsados del
paraíso por desobedecer, seguían teniendo la relación de Dios y Él los amaba.
OFRENDAS A DIOS
Pasados los años, ambos decidieron rendirle ofrendas al
Señor, recibir su bendición y estar en franca comunión con el Padre creador; Caín
se acercó al lugar sagrado y ofreció frutos de la tierra y Abel también llego
al lugar y se esmeró en escoger los primogénitos más hermosos de sus ovejas,
gordos, fuertes y de exquisita lana.
Dios observa al acto de ambos, analiza la cuestión y busca
pureza, generosidad y amor en la ofrenda, halla gran agrado en las acciones
loables de Abel y rehúsa un tanto de los presentes de Caín.
Percatado Caín de las preferencias de Dios, vehementemente
se infla de colera, su semblante se torna agresivo y su cuerpo exuda odio, su
pasión desenfrenada es más grande que una futura reflexión que le permita
prontamente ganarse nuevamente el favor de Dios.
Dios es amor y sabiduría pura, los errores cometidos, siempre pueden ser enmendados y perdonados por el Padre de la verdad, una exhortación a tiempo, una meditación profunda libre de rencores sobre los sucesos, siempre serán mejor que un acto apresurado, desproporcionado y sin medir consecuencias.
EL FRATRICIDIO DE CAÍN
Pasadas las zarzamoras, las flores y los obsequios, Caín hace
un alto sobre el limo, maquina la maldad y a su hermano toca en el lomo,
salgamos y marchemos, busquemos codornices y tomemos el aire puro.
Abel asiente, sonríe y salen al bosque, conversan y corren,
Caín hace un esfuerzo, sus alborozos superficiales de alegría contenida
contrastan con la furia interna de su corazón, tomadas las codornices y llenas
las canastas de frutos silvestres emprenden camino a casa.
Avanzado en el camino, Caín baja el ritmo de sus pasos, Abel
rebasa desprevenidamente, mientras su hermano es atormentado por pensamientos
viscerales, crudos, rencorosos y decididos que incitan a la acción malévola,
del suelo toma elemento a la vista y de sus fuerzas atiza agresión mortal en la
inocencia de su misma sangre.
LA JUSTICIA DE DIOS
Y el Dios poderoso que todo lo ve, pregunta al homicida:
¿Abel tu hermano donde se encuentra? Y él contestó; No lo sé. ¿Acaso soy el guardián de mi hermano? (Génesis 4:9).
¿Qué has hecho? la
sangre de tu sangre clama a mí desde los suelos, la tierra implora, los vientos
susurran, su alma grita.
Maldito serás tú Caín en medio de la tierra, tus labranzas
no volverán a dar fuerzas, vagabundo, nómada y foráneo serás.
Grande es mi castigo asiente Caín, oh Dios mío echado estoy,
de ti me esconderé y extranjero por siempre seré, quien me halle de seguro me
matara.
Siete veces castigado será quien te mate Caín, le espeto
Dios, señal tendrás para que seas reconocido, dado esto nadie te quitará la
vida.
Ido pues Caín migro a la tierra de Nod, conoció mujer, tuvo
hijos y fundo ciudad llamada con el nombre de su hijo Enoc.
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