José es bendecido en todo lo que hace, pero debe resistir fuertemente el acoso de su ama.
JOSÉ Y POTIFAR
José,
luego de ser vendido por sus hermanos a la caravana de Ismaelitas que iban con
rumbo a Egipto, es llevado a estas tierras fértiles y expuesto al mejor postor
para su venta como esclavo, en este difícil momento el joven es comprado por
Potifar, un varón egipcio, capitán de la guardia faraónica y poseedor de muchísimas
riquezas.
Y vio su amo que Dios estaba
siempre con él, y que todo lo que hacía lo favorecía, Dios en todo lo hacía
prosperar. Génesis 39,3
Pero
Dios siempre favorece a su hijo José y al poco tiempo este hecho no pasa
desapercibido para Potifar, ya que notaba que todo lo que hacía su nuevo
esclavo florecía, prosperaba, se contemplaban resultados favorables y empezó naturalmente
a confiar y hallar gracia en él.
Pasado
un tiempo prudente, Potifar observaba con sigilo la obra de su más eficiente
trabajador y decide hacerlo su nuevo capataz, convirtiéndose en la tercera
persona más importante de su casa, luego de el mismo y de su esposa.
Impertérrito,
Potifar alucina con la increíble mejora en todas sus cosas, su casa se llena de
alegría, las paredes desprenden olores loables a los sentidos, las mascotas
gozan de salud, los empleados son dirigidos asertivamente y sus terrenos se
visten de abundantes pastos, ovejas, ganado y frutos.
Potifar, consciente del éxito en sus bienes, veía alegre y constantemente engordar sus bolsillos, crecer su pipa y sonreír de oreja a oreja, su ocupación no era otra más que disfrutar de manjares y consolar a su mujer; Jamás imagino Potifar, hinchado de ocio, que su suerte no era más que un simple coletazo del gran amor que Dios tenía sobre su amado siervo José.
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EL DESEO ARDIENTE DE LA MUJER DE POTIFAR
Pero
felicidad completa no hay y mientras Potifar disfrutaba de las vacas gordas no
se percataba que dormía con el enemigo, su esposa, mujer que tirita de lujuria
y de cuanto placer mundano exista, lo tenía domado como a buey jalonado por el
hocico.
José,
que es joven, fornido, inteligente y próspero; Acapara las miradas de la ama de
la casa que es consumida por un instinto salvaje e incontrolable hacia el
muchacho ¡Pero qué es esto que tan cerquita lo pusieron delante de mí! Como se
me deslizan estos ojos cuando ese chico camina cerca de mí, es que lo hago mío
o no es de nadie, exclama en sus adentros la matrona con sonrisa picaresca
mientras Potifar levanta un racimo de uvas.
Pasan
los días y la hembra en celo se contonea como culebra cada vez que mira a José,
le susurra al oído, acaricia sus brazos y no pierde oportunidad para decirle:
Apodérate de mi cuerpo, acabemos ya con esto, que es que no me aguanto las
ganas pequeño guapetón.
Pero
José rehúye, se asusta, sabe que es un gran error y se percata perfectamente de
las consecuencias futuras y no se deja seducir, ¡Mujer aléjate!, déjame quieto,
no puedo hacerle este mal a mi apoderado, ni quiero pecar ante el Señor mi
Dios.
Mujer
infiel, que sales de día y te ocultas de noche, dando por hecho que nadie ve lo
que todo el pueblo sabe de sobra, que esparces a escondidas tus instintos
terrenales; Dama infiel que dejas a un lado tus quehaceres de madre y esposa
por falsas alucinaciones pasionales, eres ciega, adultera y pecadora, buscando
en otro varón lo que en tus aposentos te sobra.
La
mujer se sacude y se aleja, pero vuelve prontamente con más ímpetu, alevosía y
lascivia incontrolable ante la presencia de José, lo toma por la cintura, lo
aprieta y le dice: Agárrame duro que esto no tiene reversa y pega un brinco
José como perrito asustado, se le traban los pies y cae al suelo como torta en
fiesta de borracho.
No,
no lo haré, no estaré contigo, no traicionaré a mi patrón, hombre bueno que
puso todo en mis manos, y no pecaré ante los ojos de Dios y huye despavorido a
otros lugares cercanos, pero dejando parte de sus ropas en las manos de la
inicua mujer.
Entonces,
la fémina llena de cólera y desprecio llama tormentosamente a los otros ciervos
y les dice: Miren, miren con sus propios ojos, este vulgar cretino trato de
abusar de mí, deshonrándome me tomo de sus brazos y me estrujo, tratando de
acostarse conmigo y sin atender a mis suplicas de no querer estar con él.
Vean
sus atuendos, observen sus ropas en mis manos, así salió estrepitosamente al
percatarse de no poder hacer nada y de verlos tan cerca a todos ustedes, ¡Vaya capataz
el que contrato mi esposo!
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JOSÉ ES ENCARCELADO
No
había pasado la noche cuando Potifar es abordado por su macabra esposa y con
ojos llorosos y trémulas palabras le refiere en medio de sollozos su maléfica
versión de los hechos ocurridos.
Potifar,
hombre correcto, pero de debilidad carnal, preso de la ira y sometido al dominio
de su mujer, no duda en olvidarse de las virtudes de su segundo y lo tacha de
traicionero, de embaucador y de aprovechado.
Ejecutada
la orden es apresado José, ahora, allí en la cárcel es acompañado por todos los
demás presos del faraón, por malvados y malhechores, pero también por el amor y
apoyo del Señor dueño de la creación, su Dios en quien confía.
Dios
no abandona a José, le proclama su misericordia y debido a su fama de buen
administrador haya gracia ante los ojos del jefe de la cárcel, el cual lo
designa como velante del cuidado de todos los presos y veedor de todo lo que
sucede en dicho lugar.
Al
instante, todo lo que José hace en la prisión es nuevamente bendecido por Dios,
nadie es indiferente ante el buen aprovechamiento de los recursos, del
bienestar de los prisioneros y de la agenda diaria; El alcaide salta de
felicidad de tener a tan buen elemento a su disposición.
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LA GRACIA DE JOSÉ
Lo
de José no es suerte, es que posee gracia ante los ojos de Dios, esto es un
favor inmerecido para cualquier ser humano, ya que nadie es digno de tan mayúsculo
regalo, ni siquiera siendo una gran persona se puede reclamar esto como
contraprestación a Dios, pero el Señor en medio de su inmenso amor y gratitud
escoge a ciertas personas y las pone como ejemplo.
No
dudemos en apoyar, colaborar y agradecer cuando nos topamos con personas que
parecen tener cierta bendición de Dios, que dan progreso, que tienen carácter,
que saben decir un No cuando es debido, que son buenos administradores, grandes
líderes y que son temerosos del poder de Dios; A un personaje así, es mejor
tenerlo de amigo y ayudarle porque puede tener el apoyo del Señor nuestro Dios,
dueño de todo lo existente.
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